Más acerca de la violencia y los derechos animales

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Gary Francione | marzo 22, 2009 | Traducción: Ana María Aboglio. Ediciones Ánima

© Gary Francione. © Traducción: Ana María Aboglio © 2009 Ediciones Ánima
Texto perteneciente al Blog personal de Gary Francione.
22 de marzo de 2009

Estimados/as colegas:

En las pasadas semanas, varias personas me escribieron preguntándome si tenía escrito algún blog acerca del uso de la violencia en la lucha por los derechos animales. Ya escribí un ensayo sobre este tema –Un comentario acerca de la violencia– y sugiero a los interesados que lo lean. El próximo libro que publicaré, The Animal Rights Debate: Abolition or Regulation?, que estoy escribiendo con el científico polítco Dr Robert Garner de la Universidad de Leicester, también tratará la cuestión.

Me gustaría complementar mi anterior ensayo con la siguiente reflexión.

Hay quienes afirman que la educación vegana creativa y no violenta, que es lo que propongo que persigamos con el objetivo de cambiar el paradigma moral, es insuficiente, porque ese enfoque no trabaja lo suficiente rápido, dada la severidad del problema y de varias consecuencias sociales, políticas, económicas y ecológicas de la explotación animal.

No tengo ninguna duda de que el uso de los animales es un desastre en todos los aspectos y de que es el factor más significativo entre los que contribuyen a la peligrosa situación en que se encuentra nuestro planeta. Pero está más allá de la pura fantasía creer que la violencia – incluso si fuera moralmente justificable, lo cual afirmo que no es–, vaya a ser la solución para mudar las cosas más rápido, y tratar esta situación, innegablemente alarmante, de un modo efectivo.

Como mencioné en mi anterior ensayo, la mayoría de los humanos consideran al uso de los animales como la posición automática, “normal”. Los actos de violencia no pueden ser vistos de otra manera que no sea como ataques a una conducta que es considerada, por la mayoría de la gente, como moralmente aceptable, por completo y sin objeciones. (por lo menos mientras sea “humanitaria”).

Involucrarse con la violencia, que necesariamente será interpretada por la mayoría de las personas como algo patológico, no llevará a que las personas piensen que el uso de los animales es pasible de objeción; si para algo, la violencia servirá a los fines de aquéllos que quieren describir cualquier esfuerzo para cambiar el paradigma –incluso los esfuerzos pacíficos y no violentos– como parte de una ética por completo patológica y objetable. Promover la violencia no es sólo incoherente con una ética de la paz, también va a impedir su aceptación.

La educación vegana creativa y no violenta es un trabajo duro. Pero, a diferencia de las alternativas, es la única opción que cambiará el paradigma y resultará en un modo fundamentalmente diferente de valorar la cuestión moral subyacente. A diferencia de las alternativas, la educación vegana creativa y no violenta puede causar una revolución –del corazón.

Al final, esas son las únicas revoluciones que funcionan.