Vivisección

Marjorie Spiegel | New York, 1996 | The Dreaded Comparison. Human and Animal Slavery, p. 65. Traducción: Ana María Aboglio. Ediciones Ánima.

Ellos les propinaban golpes a los perros con total indiferencia y se burlaban de aquéllos que sentían lástima por las criaturas como si éstas sintieran dolor. Decían que los animales eran relojes ; que los gritos que emitían cuando se los golpeaba, sólo era el ruido de un pequeño tendón que había sido tocado pero que el cuerpo entero no tenía sensaciones. Clavaban a los pobres animales por sus cuatro patas sobre tablas para viviseccionarlos y ver la circulación de la sangre que era un tema importante de controversia. Nicholas Fontaine, Recuerdos para colaborar con la historia de Port-Royal, 1738.

Los negros… están desprovistos de sensibilidad en un grado sorprendente. No se ven afectados por enfermedades nerviosas. Duermen profundamente con cualquier enfermedad, tampoco los desvela nunca ninguna perturbación mental. Soportan las operaciones quirúrgicas mucho mejor que la gente blanca y lo que sería motivo de dolor insoportable para un hombre blanco, un negro casi lo ignoraría. Dr. Mosely, Tratado sobre Enfermedades Tropicales, 1787.

El término «vivisección» significa «disección en vida» pero ha llegado a ser utilizado para definir cualquier experimento realizado con una criatura viviente, humana o no humana. Esto comprende quemaduras, congelamiento, operaciones no terapéuticas, estudios que incluyen la inducción de enfermedades o heridas intencionales en un individuo sano, experimentos psicológicos, prueba de drogas y prácticamente cualquier otro procedimiento que implique el jugar con la vida de alguien en forma no terapéutica.

Foto (pág.66) Speculum oris (espéculo oral), utilizado para abrir a la fuerza las bocas de esclavos suicidas

Foto (pág.67) El aparato inmoviliza al animal y permite, entre una serie de experimentos, la alimentación forzada de cualquier sustancia a través de un tubo.
Actualmente, todos los años, sólo en Estados Unidos mueren al menos 30 millones de animales no humanos en manos de científicos y técnicos de laboratorio y en criaderos que le brindan servicios a los laboratorios de nuestras naciones.53 Esto representa aproximadamente la muerte diaria de un animal por segundo. En Gran Bretaña muere un animal una vez cada diez segundos en un laboratorio.54 Los animales se usan comúnmente en pruebas de productos comerciales. Se los ha atado con correas en aparatos que simulan accidentes de autos que son chocados en forma repetida para probar el daño cerebral a diferentes velocidades. Se les ha dado de comer nuevos aerosoles de pelo, limpia-hornos, champúes y otros productos industriales y de consumo ; se les ha arrojado estos productos sobre los ojos y se los han inyectado debajo de la piel a fin de probar niveles de toxicidad. Si bien no son exigidas por la ley, estas últimas pruebas se llevan a cabo en forma rutinaria – para disminuir ante todo las obligaciones legales en caso de envenenamiento – cuando se utilizan en la fabricación materiales sintéticos o materiales de otro tipo que puedan llegar a ser peligrosos. (Muchas empresas han comenzado a fabricar nuevamente productos con componentes naturales, no tóxicos y no realizan pruebas de estos productos en animales). Los experimentos realizados con el respaldo de la investigación médica pueden incluir cualquier tipo de experimentos, desde estudios de «impotencia aprendida» hasta cirugía experimental, hasta la observación de los resultados de «estímulos nocivos» en animales no anestesiados, estudios de quemaduras en los que se consiguen «sujetos de prueba» al sopletear animales vivos, hasta la inducción de enfermedades y la prueba de nuevas drogas para compañías químicas y farmacéuticas. De los casos anteriormente mencionados, los experimentos de impotencia aprendida son tal vez los menos conocidos por el público. En esta área de investigación psicológica, los animales son castigados, sin posibilidades de escapar y generalmente a través de descargas eléctricas, por comportamientos normales tales como el tratar de comer después de haber pasado hambre o tratar de escapar de otra fuente de dolor. En general, los investigadores descubren que con suficiente castigo propinado al azar y del que no puedan escapar, se puede lograr que los animales dejen de tratar de escapar de la fuente de tormento, incluso una vez que se quitaron los obstáculos que evitaron que escaparan en un principio.
Fotos (pág.69) Estudio de sífilis en Tuskegee (ciudad de Alabama)
Foto (pág.68) Chimpancé infectado con sífilis en un experimento.
Sin la existencia de un sistema obligatorio o establecido de compartir protocolos o resultados de experimentos, existe una amplia duplicación de investigaciones; estudios similares -incluso idénticos- son realizados en centros de todo el país y del mundo. Relativamente pocos estudios son lo suficientemente importantes (incluso dentro de los propios campos de estudio de los investigadores) como para llegar a ser publicados en una revista médica, mucho menos para alcanzar algún grado de aplicación pertinente. En una manifestación realizada en San Francisco para protestar contra el uso de animales en investigaciones, el supervisor del Condado de Alameda John George dijo: «Mi gente representó los primeros animales de laboratorio de Estados Unidos.» En verdad, los negros sufrieron en manos de científicos lo que los animales lo hacen hoy día. Tal vez el mejor ejemplo documentado y ampliamente conocido de experimentación médica con gente de color es el Estudio de Sífilis de Tuskegee.55 Fue, en verdad, el experimento involuntario más largo de la historia médica realizado en seres humanos. Con fondos del Servicio Estadounidense de Salud Pública, el estudio se llevó a cabo en Macon County, Alabama, a comienzos de 1932. Esta era una zona rural muy pobre en la que las condiciones de vida de los trabajadores negros de los campos de algodón no eran demasiado diferentes de las de la época en la que la esclavitud aún era legal. Los científicos blancos, al trabajar con la hipótesis racista de que la sífilis afectaba a los blancos y a los negros en forma diferente, estudiaron la evolución de sífilis sin tratar en el hombre negro durante cuarenta años, hasta que el experimento fue revelado por un periodista y finalmente se lo terminó e investigó. A los hombres nunca se les dijo que tenían sífilis, no se les proporcionó ningún tratamiento ni se les dijo de que forma se transmitía la enfermedad. Richard Wright, renombrado autor de Native Son (Hijo Nativo), trabajó como empleado doméstico en lo que él describiría únicamente como «uno de los hospitales más grandes y lujosos de Chicago.» En un extracto de su ensayo «El Hombre que Fue a Chicago» nos deja vislumbrar su reacción ante las experiencias que allí vivió:

Todos los sábados a la mañana ayudaba a… un doctor a cortarle las cuerdas vocales a un grupo nuevo de perros provenientes de la perrera de la ciudad. El objetivo era desvocalizar a los perros para que sus aullidos no perturbaran a los pacientes de otras áreas del hospital. Yo sostenía a cada perro y el doctor les inyectaba Nembutal en las venas para adormecerlos : luego mantenía las mandíbulas del perro abiertas a medida que el doctor insertaba el escalpelo y dañaba las cuerdas vocales. Más tarde, cuando los perros volvieran en sí, levantarían la cabeza hacia el techo y se quedarían boquiabiertos gimiendo en silencio. Esta visión quedó guardada en mi imaginación como un símbolo de sufrimiento silencioso.56

En vista del conocimiento actual sobre salud y causas de enfermedades, utilizar animales en las investigaciones, incluso para investigaciones médicas que se centren en enfermedades humanas que amenazan la vida, parece ser actualmente un rezago arcaico de una época menos sofisticada, que nos retrotrae precisamente a los días de las mazmorras y de las galeras. Al paradigma médico occidental de considerar a las enfermedades como invasores extraños de nuestros cuerpos le falta la visión y los conocimientos de la medicina antigua oriental y otros sistemas de curación no alopática que consideran que los desequilibrios internos crónicos son la razón de las enfermedades que la medicina occidental sólo puede detectar en sus formas más agudas, generalmente sin tener indicios de lo que las originaron.57 El enfoque occidental es semejante a aquéllos de la Edad Media en que se creía en la «generación espontánea.» Ya que la gente no entendía el simple mecanismo por el que de repente «aparecían» gusanos en carne en estado de putrefacción, una teoría científica plausible y ampliamente aceptada era que la vida podía surgir en forma espontánea, aparentemente por «la mano de Dios,» dado que no había otra fuente tangible u otra explicación. Se aceptó así la generación espontánea, junto con la fertilización de un huevo con un esperma, como una de las diversas formas en las que se generaba una vida nueva. (No fue hasta que alguien pensó en observar la carne debajo de una campana de cristal a medida que esta se pudría que esta teoría comenzó a desaparecer.) De igual modo, al sistema médico occidental le falta comprender tanto la forma en que se desarrollan las enfermedades como la forma en que puede devolverse la salud. Cada uno de nosotros nace como un individuo único con fortalezas y debilidades hereditarias y puede debilitarse luego a raíz de dietas, drogas o exposición a productos químicos. Toda debilidad sistemática es un asidero potencial de organismos patógenos y una puerta de entrada para enfermedades degenerativas. La medicina oriental trabaja con la naturaleza para restaurar la integridad y harmonía corporales y mentales mientras que la medicina occidental trabaja como si las enfermedades «aparecieran espontáneamente» en nuestros cuerpos y se pone luego a tratar de atacar y eliminar esas enfermedades. Mientras se gastan anualmente mil millones de dólares fiscales para literalmente torturar a animales -supuestamente para nuestro bien- muchos humanos en nuestro país no tienen acceso a atención médica y alimentación básicas siquiera. Además, debido a nuestras prioridades (y aquéllas de las compañías farmacéuticas que financian muchas investigaciones), la gente no puede acceder ni siquiera a información que podría salvarles la vida, tal como el hecho de que muchos de los mayores asesinos de nuestra nación – enfermedades cardíacas, alta presión sanguínea, cáncer y diabetes – pueden prevenirse o corregirse a través de dietas. Lo trágico es que nuestro enfoque total de la medicina, que desafortunadamente trae consigo las horribles realidades de la vivisección, le transmite a la gente el mensaje de que debe esperar a que los doctores encuentren una cura milagrosa en lugar de permitir que la gente haga cambios positivos en sus dietas alimenticias y que utilice por completo terapias alternativas como la nutrición, la herbología, la homeopatía y la acupuntura.58

El que rompe una cosa para descubrir qué es ha dejado el camino de la sabiduría. – J. R.R. Tolkein (1892 -1973)

Notas 53.- Esta cifra es una aproximación estimada; la exacta es imposible de obtener, porque, porque sólo es necesario reportar los animales obtenidos dentro del perímetro estatal. En EE.UU, al menos 19 millones de animales adicionales mueren cada año en las clases de disección. 54.- Cifra obtenida de la B.U.A.V. 55.- Ver James H. Jones, Bad Blood (Londres: The Free Press,1981) 56.- Richard Wright, «The Man Who Went to Chicago«, en W. Adams, ed. Afro-American Authors, (Boston, Houghton. Mifflin,1972),49. 57.- La medicina occidental es excelente para las respuestas de emergencia a las lesiones traumáticas y las crisis agudas de las condiciones crónicas ignoradas, y algunas de sus tecnologías proveen un diagnóstico seguro de las condiciones agudas. Una aproximación inteligente a la medicina utilizaría las fuerzas de ambos sistemas: La occidental para responder a las emergencias y la reparación física de los huesos y tejidos dañados; la medicina holística para la prevención y la curación. Aún dentro del paradigma médico occidental, la investigación que involucra animales como sujetos de experimentación es innecesario; puede disponerse de muchos libros y periódicos sobre metodologías de investigación no-viviseccionistas. 58.- La sección Further Reading en este libro (en «Cambiando la dieta, cambiando el estilo de vida») sugiere un número de títulos excelentes sobre medicina preventiva, alternativas en el cuidado de la salud, y la comida como medicina.