Un oso llamado Knut

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El 5 de diciembre de 2006 nacíeron dos oseznos polares en el Zoologischer Garten Berlin. Su madre, cautiva en el lugar, no tuvo fuerzas anímicas suficientes como para aceptarlos. Uno de ellos murió y el otro, llamado Knut, fue criado por los cuidadores del zoológico.

El pequeño se convirtió en un negocio mediático defendido con uñas y dientes por sus poseedores, que generaron ideas comerciales exitosas como la venta de osos de peluche representándolo.  «Knut is Cute» y «Knut, der kleine Eisbär«, son los títulos de canciones que lo tienen como protagonista. El pequeño logró sobrevivir, lo que no es habitual y pasó a varios DVDs. El estrellato total se lo dio la portada de Vanity Fair del 29 de marzo del 2007. El Ministro de Medio Ambiente alemán, Sigmar Gabriel, adoptó oficialmente al osito polar como ícono de la conferencia sobre especies en vías de extinción llevada a cabo en Bonn, en el 2008. Integró varias campañas medioambientales internacionales y fue logo de la campaña alemana contra el calentamiento global.

La polémica en cuanto a los temas que nos preocupan se generó con los pedidos hechos por ecologistas para que fuera sacrificado. Así por ejemplo, el diario Clarín, en nota del 11 de julio de 2009, dice que “… un activista de los derechos del animal declaró en los medios alemanes que se debía sacrificar al osezno. Los niños de todo el mundo lo protegieron tapando de e-mails la casilla de correo del zoológico” [1] Este error de los medios al referirse a defensores de los «derechos animales» es contraproducente para quienes defendemos a los seres sintientes desde la óptica de los derechos, porque lo que proponemos es que no se siga haciendo reproducir a los animales en cautiverio, aún cuando la especie esté en extinción, utilizando los recursos disponibles para la defensa de su propio hogar. Si les reconocemos valor inherente, su hogar debe ser respetado y protegido.

Ahora Knut ha sido comprado por el zoológico de Berlín, quien pagó por él 600.000 mil dólares al parque de Neumünster, al cual pertenecía en propiedad debido a que este parque era dueño de su padre, un oso polar llamado Lars, cedido sólo para reproducción al zoológico de Berlín. Una baratija teniendo en cuenta que Knut genera unos 8 millones de dólares por publicidad.

Así que terminado el juicio, Knut vivirá en su millonaria estancia de “grandes dimensiones”, hasta que se decida con quién seguirá procreando ositos esclavos, altamente rentables.

¿Alguien va a dejar de adorar a Knut? Nadie. ¿Qué importa que lo críen humanos? La gente no acepta que lo maten, pues es una especie fashion que, además, está en peligro de extinción, aunque el osezno no lo sepa.

Así continuamos aceptando la esclavitud animal y el uso de ellos para entretenimiento y negocios publicitarios. Lo que debería hablarse no se habla. Podés empezar a decirlo vos.

Nota

[1] “Un zoológico de Berlín pagó 600 mil dólares por el oso polar más célebre del mundo.” Clarín, 11 de julio de 2009.