Sus cuerpos: cabras

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Cabras

Debido a la ayuda y fomento que el gobierno argentino ha dado para que esta especie sea usada -sobre todo por parte de pequeños productores-, la producción de la misma ha cobrado impulso, incluyendo la explotación para obtener leche. A través del INTA se está trabajando arduamente para traer al país razas genéticamente más redituables. En el 2006, se mataron 179.156 animales (Datos de la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario). Las principales provincias que las usan son Córdoba, Mendoza, Neuquén, Santiago del Estero, San Luis y Chaco.

En nuestro país se comercializa tradicionalmente el «cabrito» -animal mamón de 7 a 9 kilos de peso vivo- de entre 35 y 45 días de edad. Estos animales son castrados a muy temprana edad: alrededor de los 10-15 días de vida. Los picos de comercialización se concentran en invierno (julio y agosto) y en las fiestas de fin de año (noviembre y diciembre).

La industria cárnica exporta principalmente a St. Maarten; los cueros caprinos, en general curtidos, son exportados principalmente a Italia y en mucha menor medida a Chile. Las fibras, a Turquía y Sudáfrica. El tejido glandular -glándulas sublinguales- se exporta a los Estados Unidos para ser utilizado por la industria farmacéutica.

Nota: Las cifras que figuran en este informe son oficiales: SAGPyA (Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos).

Las cabras al parir y estar amamantando a sus crías, ya vuelven a embarazarse antes del destete. Cuando este se realiza, se evalúa seguir utilizándolas o enviarlas al matadero si ya son inutilizables por presentar algún problema de salud, producto del desgaste continuo de ser madres. De igual forma, se analiza si los cabritos machos están listos para ser asesinados o para ser castrados y recriados, revendiéndolos más adelante como “capones”. Las cabras que dispongan de salud luego de que les quitaron a sus hijos, seguirán en el ciclo hasta estar agotadas.

Son embarazadas manualmente por los humanos, por inseminación cervical o por endoscopía. El celo de las cabras puede ser inducido con una inyección intramuscular, además de emplearse tratamientos hormonales intravaginales y PMSG, como en las demás violaciones sistemáticas que se practican con las hembras explotadas por la industria de producción animal.  El semen se colecta manualmente por humanos, para luego ser diluido en leche de vaca y congelarse.

Si bien dicen que se adaptan bien a cualquier entorno, son muy sensibles a los climas extremos, sufriendo ante el frío y la lluvia. Son animales gregarios con una fuerte vida social, fortalecida por sus conductas individuales. Hacinadas, se ven afectadas emocional y psíquicamente llegando a entrar en estados de pánico, y sufriendo desde temblores o espasmos a vocalizaciones desesperadas y excreción involuntaria porque ante cualquier inconveniente con una cabra dominante, su principal mecanismo de defensa es la huida. El estrés prolongado puede llegar a causarles timpanismo. Tienen un inquisitivo paladar, escogen meticulosamente las partes de plantas que van a comer, y discriminan las idénticas. Dedican horas enteras a buscar y diversificar sus alimentos antes de ingerirlos.

Según el INDEC en el censo Nacional Agropecuario de 2018, publicado en septiembre de 2020, se registraron un total de 2.573.681 individuos en 31.896 empresas agropecuarias. La raza más explotada en nuestro país es la Criolla. Sumaron casi un 54% de las existencias nacionales de estos animales esclavizados las provincias de Santiago del Estero (26,5% de esta cifra), Neuquén y Mendoza.

En nuestro país actualmente hay 18 frigoríficos habilitados para asesinarlos y exportar sus cuerpos, ubicados en provincia de Buenos Aires (6), Mendoza (3), Ciudad de Buenos Aires (2), Córdoba (1), Santiago del Estero (1), Chaco (1), La Pampa (1), Río Negro (1), Santa Cruz (1) y Santa Fe (1). El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca registró entre los 10 primeros meses del 2020, 424 toneladas de carne de chivitos y cabras exportadas, casi el doble que el mismo período del año pasado que se vendieron 213,3 toneladas. Los destinos fueron Sri Lanka, Vietnam, Bahamas y Angola. Además, hay abiertos otros 32 mercados para enviar la carne de estos animales a otros destinos de la Unión Europea, Singapur y la Unión Económica Euroasiática.