Prevención de enfermedades cardíacas
Por Alejandro Kapacevich. Ediciones Ánima.
Durante bastante tiempo se consideró que era imposible remover las placas de colesterol y demás sustancias que tapan las arterias. Cuando eran suficientemente importantes, se indicaba una operación de by-pass o una angioplastía, con todos los riesgos implicados, la necesidad de toma de medicamentos y la posibilidad de necesitar otro futuro by-pass.
En 1990, el Dr. Dean Ornish y su equipo de investigación publicaron en la edición del 21 de julio del 90 de la prestigiosa revista The Lancet, un estudio que demostraba que las enfermedades cardíacas pueden ser revertidas sin el uso de medicamentos. El estilo de vida y una dieta saludable podía revertir la enfermedad cardíaca.
Para dicho experimento se eligieron pacientes que tenían placas arteriales, y se los dividió en dos grupos. El primero, constituido por 28 pacientes, siguió los consejos del Dr. Ornish: adoptar una dieta vegetariana estricta -sin carnes, lácteos ni huevos- baja en grasas, donde no más del 10% de las calorías totales tuvieran por fuente grasas de cualquier tipo. Se les sugirió que empiecen con un pequeño programa de ejercicios, y que aprendan a manejar el estrés a través de una variedad de técnicas. Por supuesto, no podían fumar. El otro grupo recibió los habituales consejos médicos: comer «menos» carnes rojas, más pescado y pollo -incluso sin piel-, y no más de tres huevos por semana. Hicieron ejercicio moderado y tampoco podían fumar.
En el primer grupo se encontró que no sólo sus niveles de colesterol habían bajado drásticamente, sino que después de un año, el 82% de los pacientes que siguieron el programa del Dr. Ornish habían logrado revertir sus bloqueos arteriales coronarios. Las placas desaparecieron sin la intervención de medicamentos, cirugía. En cambio, los del segundo grupo, no tuvieron buenos resultados. Sus niveles de colesterol se redujeron apenas un 5%, continuaban teniendo dolores de pecho, y el riesgo cardíaco seguía siendo alto.
La clave del problema está en que los músculos del pollo y el pescado poseen un alto contenido de colesterol y grasa. El contenido de colesterol en el pollo es el mismo que el de la carne, y su contenido de grasa saturada es casi tan nocivo. Los cortes de carne vacuna magra tienen un 29% de grasa proveniente de calorías. Inclusive sin la piel, la carne del pollo todavía contiene un 20% de grasa. El pescado varía. Una porción de 114 gramos de atún contiene 40g. de colesterol. El abadejo y la trucha arco iris poseen más de 80 mg de colesterol. Ningún pescado se encuentra exento de colesterol, y algunos son de contenido sumamente elevado: por ejemplo, 30g de algún crustáceo (camarón, langosta y langostino) contiene el doble de colesterol que la misma cantidad de carne vacuna.
La leche y los huevos son productos animales, por lo tanto también tienen colesterol. Tres vasos de leche entera tienen 100mg de colesterol. Apenas un solo huevo posee 213mg.
«Algunas personas consideran al veganismo como un estilo de vida radical y extremista. Está bien, prefiero ser extremista y no estar internado en un hospital esperando que me hagan una operación de by-pass, la cual vale miles de dólares. ¿Comer saludable, previniendo y curando enfermedades es ser extremista? No lo creo«, declaró hace unos años un paciente del Dr. Ornish que solía comer mucha carne.
Fuente: Physicians Committee for Responsable Medicine.