El caso del tamoxifeno
Ana María Aboglio | dic 5, 2013 |.Ediciones Ánima.
En septiembre de 1999, se lanzó a la venta una sustancia que los medios de comunicación de todo el mundo habían ya anunciado como preventiva del cáncer de mama. Estudiado en las ratas, producía cáncer en altas dosis aunque era antiestrogénico en dosis bajas. En las mujeres estimula la ovulación y se consideró que serviría para que las mujeres con riesgo de padecer cáncer de mama pudieran obtener beneficios. Sin embargo, se sabía que producía cáncer de hígado en las ratas pero no en los ratones. Los médicos comenzaron rápidamente a recetarlo, disparando un mercado de 7 mil millones de dólares sólo en los EE.UU.
Ya administrado a las mujeres, en un estudio a largo plazo comenzó a verse que no aportaba ninguna utilidad. Los estudios clínicos posteriores consideraron que aumentaba el riesgo de cáncer de útero en las pacientes tratadas con esa droga por cáncer de mama. Un estudio escocés reveló mayor riesgo de trombo embolismo en mujeres que lo tomaron durante 14 años. El fallo hepático y la agranulocitosis están dentro de los casos encontrados tras tomar la droga. Posteriormente se lo relacionó con cáncer gastrointestinal.
Es terriblemente curioso y curiosamente terrible: las mujeres confían sus cuerpos a una ciencia donde los hombres que la dominan están ligados a industrias que fabrican drogas cancerígenas. El mes de concientización del cáncer de mama lanzado en EE.UU. en 1985, apunta a que “la detección temprana es tu mejor prevención.” Difícil, porque si ya está, no podés prevenirlo, y así se distrae el tema de lo principal, que es la prevención. La idea de este mes, y todo el manejo de su financiación, estuvo a cargo fundamentalmente de un conglomerado químico británico, el Imperial Chemical Industries (ICI), ahora conocido como Zeneca Pharmaceuticals, casualmente, el fabricante del tamoxifeno, además de otros productos contaminantes –pesticidas organoclorados, el herbicida cancerígeno acetochlor, plásticos, papel, pinturas, etc.-, y de ser quien ha comprado gran cantidad de clínicas de cáncer en toda América.
Ya en el Segundo Congreso Mundial sobre el Cáncer de Mama, para Zeneca Pharmaceutical Co., el cáncer de mama representaba 255 millones de dólares en ventas al año, del tamoxifeno, sólo en los EE.UU. Cuando en 1999 el tamoxifeno fue aprobado para uso de mujeres sanas con riesgo de contraer cáncer de mama, esta expansión del mercado implica que sus beneficios podrían dispararse a 7 mil millones de dólares sólo en los EE.UU.
Esta ciencia testea en animales.
Significa una multinacional produciendo sustancias cancerígenas y vendiendo medicamentos cancerígenos que supuestamente curan o previenen el cáncer. Los médicos y los funcionarios gubernamentales amparan su funcionamiento.
A pesar de las altas sumas de dinero gastadas en investigación en animales para curar el cáncer de mama, la incidencia de esta enfermedad aumenta año tras año. En 1940 la probabilidad de desarrollar cáncer de mama era menos de la mitad de lo que sucede hoy en día.