Algunas reflexiones acerca de las organizaciones nacionales
Gary Francione | febrero 21, 2007 | © Traducción: Ana María Aboglio. Ediciones Ánima
© Gary Francione. © Traducción: Ana María Aboglio © Ediciones Ánima Texto perteneciente al Blog personal de Gary Francione. 21 de febrero de 2007 Hace poco fui un invitado en un podcast dividido en dos partes, en Vegan Freak Radio. En la discusión que siguió, en la sección de comentarios de la segunda parte del podcast y en uno de los foros, se planteó la cuestión de si la defensa de los animales debería concentrarse en actividades de base o si el movimiento debe ser controlado por “ejecutivos de la defensa animal”, que determinan la agenda de ese movimiento y se la dictan a los defensores. Tenía algunas reflexiones acerca de esto que compartí en la discusión del foro y que quiero ahora compartir con ustedes. A mi modo de ver, hay dos problemas interconectados: Primero, aunque algunas organizaciones nacionales son mejores que otras, estos grupos, la mayoría de las veces, promueven campañas que se centran más en el tratamiento de los animales que en el uso de los animales. O sea, caracterizan la cuestión principalmente en cómo los animales son usados y no en el hecho de que los animales son usados. Desde que el tratamiento es el foco principal, el movimiento perseguirá el ilusorio objetivo de reducir el sufrimiento para hacer la explotación más “humanitaria” en vez de la abolición del uso por medio de la erradicación incremental de la condición de propiedad de los animales. De acuerdo a como argumenté a lo largo de muchos años, cualquier medida puede ser caracterizada como una que “reduce el sufrimiento”. Tales medidas generalmente procuran proteger los intereses de los animales hasta donde sea económicamente beneficioso hacerlo y, por lo tanto, no reconocen, de ningún modo significativo, el valor inherente de los no humanos. Por el contrario, estas campañas bienestaristas frecuentemente refuerzan el valor extrínseco o condicional de los animales. Segundo, como las organizaciones de alcance nacional necesitan de una serie estable de “victorias” para conseguir fondos, frecuentemente incluyendo el pago de salarios considerables a directores, altos funcionarios y empleados selectos, invariablemente caracterizan a sus campañas de formas limitadas y triviales, para que tales campañas sean atractivas al mayor número de donadores posibles y maximicen las posibilidades de “éxito”. Por ejemplo, esas organizaciones tienen campañas centradas en el método de matar, en vez de hablar del hecho de matar; tienen campañas centradas en una forma de vestimenta hecha de animales, pero no en el uso general de los animales para vestimenta. Y, ya que una discusión sobre estrategias y tácticas es “meramente “una inconveniencia” que cuesta tiempo y dinero, esos grupos con frecuencia rotulan de “menosprecio” cualquier crítica o análisis crítico. No toleran divergencias. Dicen que las críticas son “divisionistas” y “hacen mal a los animales”. Estos dos problemas han actuado con sinergia para producir un movimiento que no va para ningún lado, excepto para atrás. Las “victorias” no proveen protección significativa a los animales en el corto plazo y no conducen a la abolición en el largo plazo. Verdaderamente, el resultado de las campañas de las organizaciones nacionales es que el público se siente más cómoda acerca de la explotación animal. El paradigma no cambia. Si consideran que las cosas están yendo en la dirección acertada y que se está haciendo un progreso real, entonces deberían continuar apoyando a las organizaciones nacionales. Si piensan que es apropiado para los “ejecutivos animalistas” recibir altos salarios, entonces deberían continuar apoyando a las organizaciones nacionales. Si creen que es una buena idea para las organizaciones animalistas que estén nadando en dinero (con frecuencia, muchos millones de dólares), entonces continúen apoyando a las ricas asociaciones de caridad para los animales. Si están felices con los “líderes” que, por ejemplo, alegan que ser un vegano consciente es “fanatismo”, o que derechos animales significa animales muertos, o que reformas bienestaristas insignificantes quieren decir que “[una]revolución está en camino”; si están felices con aquéllos que trivializan el serio problema de la explotación animal por medio de campañas sexuales y pueriles, o que dan premios a los diseñadores de mataderos o cubren de elogios obsequiosos a los mercaderes de la carne “feliz”, y que todo el tiempo caracterizan cualquier expresión de desacuerdo como un intento de herejía y traición, entonces no hay nada en qué pensar: continúen haciendo todo igual. Pero si piensan que las cosas están yendo en una dirección muy equivocada, y si piensan que los muchos millones de dólares donados a esos grupos están generando un retorno espantosamente pequeño, entonces deben considerar un enfoque alternativo. Deberían rechazar la idea de que activismo significa escribir un cheque a las organizaciones nacionales para apoyar campañas regulatorias/legislativas que no van a ningún lugar. Argumenté durante mucho tiempo que debemos destinar el grueso de nuestros recursos a promover el veganismo y la educación vegana. Debemos ser veganos y hacer todo lo que estuviera a nuestro alcance para educar, sobre el veganismo, a todas las personas que podamos educar. Nunca habrá ningún progreso significativo hacia la erradicación de la explotación animal mientras que no tengamos un movimiento abolicionista fuerte de organizaciones de base. Y no podemos tener un movimiento abolicionista sin el veganismo como principio moral claro e innegociable. En la medida en que existen organizaciones de alcance nacional, ellas deberían servir principalmente como proveedores de entrenamiento y material educativo para ayudar a conducir a los activistas de base en la conducción de esfuerzos educacionales veganos/abolicionistas eficaces y creativos Un movimiento basado en la carne “feliz” y otras reformas de bienestar animal es inútil y, verdaderamente, contraproducente. La posición del bienestar animal es indistinguible de la posición de los explotadores de animales. Los explotadores de animales están dispuestos a trabajar con los proponentes del bienestar animal porque los últimos buscan reformas que, para la mayor parte, hacen la explotación más eficiente. Los bienestaristas, en efecto, educan a los explotadores acerca de cómo hacer los menores cambios que incrementarán la productividad y las ganancias. Deberíamos también destinar recursos a cuidar nosotros mismos a aquéllos no humanos de cuya existencia somos causantes y hacia quienes tenemos obligaciones morales. Esto incluye santuarios que promuevan un mensaje abolicionista, Buenos refugios donde no se maten animales, redes de hogares temporarios para adopción de animales, programas de esterilización, TNR (captura y esterilización de gatos salvajes y su devolución al lugar donde vivían]. Hasta donde las organizaciones nacionales estén poniendo dólares en esas actividades, este es un buen uso del dinero –pero la mayoría destina relativamente pocos o ningún recurso a estos trabajos prácticos. Por qué es que Peaceful Prairie Sanctuary operando con tan poco dinero y ahora necesitando desesperadamente de fondos cuando organizaciones nacionales están nadando en millones de dólares y algunas de ellas pagan salarios altísimos? Esta situación es justamente un ejemplo de que el “movimiento” representado por las organizaciones nacionales ha perdido totalmente de vista ciertos valores fundamentales y que fracasó miserablemente. Por muchos años, las organizaciones nacionales controlaron la comunicación entre los defensores animalistas. Los defensores terminaban sabiendo qué estaba ocurriendo, a través de las publicaciones y de las conferencias de determinadas organizaciones, que presentaban perspectivas obviamente adecuadas a servir a los propios fines. Los defensores con visiones diferentes a las de esas organizaciones eran excluídos y sus voces eran efectivamente silenciadas. Todo esto está cambiando como resultado de internet, lo cual ha hecho posible el desarrollo de un movimiento internacional de base, no violento, abolicionista y fundamentado en el veganismo. Las organizaciones de alcance nacional están intentando sofocar ese movimiento emergente, alegando que sólo un movimiento dirigido por ejecutivos de la defensa animal frecuentemente muy bien pagos, y trabajando a tiempo completo, pueden ayudar a los animales. Esta reacción era previsible, pero debería rechazarse. Tenemos tiempo y recursos limitados. Es un juego de todo o nada. Cada dólar que donamos y cada segundo de tiempo que pasamos en campañas regulatorias/legislativas, es un dólar menos y un segundo menos que destinamos a la educación vegana abolicionista y a trabajos prácticos. No estamos dañando a los animales al decidirnos a destinar nuestros recursos en campañas veganas/abolicionistas y trabajos prácticos. Verdaderamente, si algo está dañando a los animales, es perpetuar el insidioso mito de que las reformas bienestaristas reducirán el sufrimiento de maneras significativas a corto plazo y que conducirán a la abolición del uso de los animales a largo plazo. No necesitamos a las grandes organizaciones nacionales cuyos empleados ganan gruesos salarios y viajes subsidiados. Cada uno de nosotros puede ser un “líder”. Para tener éxito, cada uno de nosotros debe ser un líder, una fuerza importante para el cambio. Cada uno de nosotros tiene la habilidad de afectar e influir la vida de los otros. Es un trabajo duro, con certeza. Algunos no estarán interesados; algunos, sí. Pero lo poco que hagamos alcanzarán a otros, y estos a su vez a otros, y así seguirá. Y por cada persona que abrace el veganismo, la fuente de opresión —la demanda— se reducirá. Si no sos vegano/a, entonces dejá de ser un explotador de animales y conviértete en uno. Si ya sos vegano/a, entonces con esa simple acción ya estás hacienda algo importante, y no dejés que ninguno te diga lo contrario. Veganismo es activismo. Recordá que veganismo no es sólo una cuestión de dieta o estilo de vida; es tu expresión del principio abolicionista. Es tu compromiso personal con la no violencia. Si querés hacer más, entonces conseguí folletos y material con educación vegana/abolicionista clara e inequívoca, tal como el disponible sin cargo en Peaceful Prairie Sanctuary. Distribuílo. Educate a vos mismo acerca de estos temas. Hablá acerca de los aspectos morales y medio ambientales del veganismo con todos y cada uno de los que quieran escucharte. Siempre sé amable en tu defensa. Pero nunca dejes de ser claro e inequívoco en cuanto a tu posición de que nosotros no tenemos ningún justificativo moral para explotar a cualquier animal —por más “humanitariamente” que podamos hacerlo. Hay muchas, muchas otras cosas que podés hacer para promover la abolición, que cuestan poco o ningún dinero, y que requieren apenas de tu decisión de trabajar para hacer un cambio. Un ejemplo: Si sos un universitario, trabajá para conseguir más opciones veganas en tu facultad, en vez de que ésta compre huevos de gallinas “criadas a campo libre”, lo cual implica también sufrimiento y engaña a las personas, haciéndoles pensar que pueden ser “consumidores conscientes.” Fijate lo que han hecho los profesores Bob Torres y Jenna Torres, los Vegan Freaks. Con una modesta suma de dinero, más mucha persistencia y trabajo duro, han usado internet para educar acerca del veganismo y construir una red mundial de veganos. Vegan Freaks es un excelente ejemplo de educación vegan/abolicionista creativa y es mucho más eficaz que todas las costosas campañas bienestaristas combinadas. Si estás en condiciones de donar dinero, entonces patrociná una mesa de comida vegana en forma regular en tu centro comunitario, O ayudá a aquéllos que están haciendo trabajos prácticos. Hay tantas maneras más eficaces de usar el dinero que usarlo para contribuir a las reservas de efectivo de las corporaciones animalistas o para pagar los salaries y los viajes de los ejecutivos de esas organizaciones. La primera vez que alguien les diga que ella o él se hizo vegano/a por tus esfuerzos, comprenderán que no necesitan “líderes” o “ejecutivos animalistas”, los cuales controlan las cosas y suprimen las disidencias porque esto no es bueno para los “negocios.” Verán que ustedes, actuando por sí mismos o con un amigo o dos y sin mucho dinero en absoluto, pueden hacer una contribución importante al movimiento emergente para acabar con la esclavitud animal, en vez de perpetuarla haciéndola socialmente más aceptable, debido a que es considerado como más “humanitaria.” Claro, es fácil firmar un cheque, pero no están haciendo nada para ayudar a los animales. Claro, es fácil dejarse llevar por las grandes corporaciones y hacer lo que ellas quieren que hagan, en vez de realizar su propio trabajo de base y ser atacados por los ejecutivos de la defensa animal por ser “divisionistas” o “despreciativos” del trabajo de ellos. Pero cualquier movimiento social que rechace la disidencia y la discordancia no es un movimiento social —es un culto—. Y cualquier movimiento que sostiene que el activismo es firmar un cheque acabó con su propio poder para cambiar las cosas y se convirtió en nada más que en un negocio. Ustedes —nosotros— tenemos la capacidad de cambiar esto. Y la responsabilidad, también.