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Introducción
Como todo movimiento social, el de los derechos animales está sostenido racionalmente desde lo filosófico-jurídico. Sus fundamentos abarcan también enfoques multidisciplinarios cuyo punto en común es poner fin al prejuicio y a la discriminación basados en una característica arbitraria. En 1970 el psicólogo inglés Richard Ryder llamó “especismo” a esta discriminación basada en la especie, trazando un paralelo con el racismo y el sexismo. En sus mismas palabras: “Speciesism means hurting others because they are members of another species”. [The Animals’Agenda, Enero/Febrero 1997] Especismo significa tratar o considerar desventajosamente a los individuos que no pertenecen a una determinada especie de acuerdo a criterios moralmente injustificados.
Para justificar la explotación de los animales, para llevar diariamente a billones a una vida de sufrimiento, para destruirlos a diario y transformarlos en un alimento que no hace a la supervivencia de la especie humana, para tratarlos como esclavos, para reducirlos a cosas, se buscaron “defectos” que colocarían a los humanos en la categoría de “superiores”. Carecen de conciencia, decía Descartes. Les falta pensamiento abstracto, apuntaba Locke. Falta de racionalidad, en la idea de Aristóteles. A estos grandes filósofos les faltaba conocimiento de los animales. Todos los mamíferos tienen sus propias formas de comunicación y su capacidad de raciocinio es la suficiente para lo que su especie necesita para ser lo que tiene que ser. Los grandes simios contaron cómo sienten y piensan tras haber aprendido el lenguaje de señas de los sordomudos. Muchos animales son más inteligentes que cantidad de humanos. La superioridad no es una realidad científica sino una construcción cultural.
Tomar a los animales seriamente significa dejar de considerarlos medios para fines e incluirlos en la esfera de las consideraciones éticas humanas. En palabras de Ursula Wolf: “… son objetos de la moral sencillamente todos aquellos seres necesitados de protección, o sea aquéllos con quienes es posible tener consideración, y lo son en tanto que vulnerables. Correlativamente, el objeto de la consideración moral serían las distintas formas de vulnerabilidad y sufrimiento.” Desde la filosofía, el derecho, los estudios de género, la antropología, la etología, la literatura y otras disciplinas, es posible hacer un análisis profundo de las causas que originaron y mantienen la esclavitud y el daño a los animales. La capacidad de sentir posibilitada por la conciencia fundamenta en su mayor parte la ética animal. Pero aunque el basamento de la liberación animal evite la remisión a la empatía, las relaciones cotidianas con los animales están embebidas de emociones culturales y personales, por lo que la aplicación del pensamiento abstracto puro convive con el acostumbramiento a la desvalorización y el desconocimiento de sus vidas. Justamente, el alejarnos del animal viviente para considerar sólo el producto mercancía que del mismo se deriva, es una de las causas por la que no llegamos a medir el alcance de nuestras elecciones cotidianas.
El sufrimiento y asesinato de millones de animales no humanos es un daño en presente continuo. Y no hay razón que pueda justificarlo.
Acerca de la legislación argentina
Ánima. Centro de Estudios para la teoría y práctica de los derechos animales. Las normas de la sección Legislación Argentina del Centro de Estudios, son una muestra de cómo el Derecho regula el uso de los animales no humanos junto a las...