Un circo en Argentina

Amanece temprano en Mar del Plata. Comienzan los rayos del sol a calentar el mar, la arena, las jaulas, los barrotes y las cadenas.Parada frente al puerto observo una enorme carpa y cantidad de jaulas diminutas que tienen en su interior a desafortunados animales: es el Circo Servián.

A las 15 hs. decido enfrentar con impotencia «el hogar» donde viven alrededor de 15 leones, un oso y una familia de tigres (hembra, macho y cría) que soportan los 30 ° de calor en jaulas pequeñas y sin agua en ningún lugar.

 

Peor aún después, encuentro un chimpancé al rayo del sol, a la intemperie, sin nada que lo cubra de los rayos que le traspasan la piel. Tiene una cadena atada a su cuello, seguramente caliente, que no le permite otro movimiento que círculos de 1 metro de radio. Suficientemente inteligente como aprender que desenroscando la cadena enredada a la estaca que lo obliga a perder su libertad, a lo mejor consigue tocar con sus manos cálidas a la gente que se detiene para verlo.Tampoco tiene agua y parece que a ninguno de sus compañeros humanos del circo (que tienen sus carromatos alrededor de este triste espectáculo), les importa. Nadie se inmuta ante tanta injusticia.

Uno de los leones, macho por su frondosa melena, no soporta el calor y se tira de espaldas al piso apoyando su enorme mano sobre las rejas como rogando, desesperanzado, que quiere salir, que quiere correr, que quiere su tierra, que quiere «su selva».

A las 19 hs. empieza el show (para la gente, no para ellos). Show que puede prescindir tranquilamente de los animales ya que los payasos divierten pero un tigre saltando, asustado y casi con enojo, un círculo de fuego, NO. Difícilmente arremeterían contra las llamas si un incendio ocurriera en la vida salvaje; naturaleza sabia les dice que hay que preservarse y conviene alejarse de ellas.

El espectáculo que hace el chimpancé, según ellos, es gracioso. Ridiculizado con chaqueta y pantalones amarillos lo hacen saludar y caminar sin darse cuenta que su mirada esta perdida. NO está disfrutando lo que hace, es como un autómata que repite lo que le obligan a hacer. Pero no conformes con el mensaje que le dan a la gente: » viva el dominio, viva el sometimiento y la humillación de los animales», lo estresan subiéndolo a un jeep, primero y a una moto, después.

El domador asusta a los caballos con el látigo y somete a los animales salvajes con una lanza punzante, amenazadora, con un trozo de carne en su extremo. Es muy probable que el método para forzarlos a trabajar sea el hambre.

Música moderna, luces de colores, trajes coloridos. Todo es válido para tapar el dolor y el maltrato que sufren los animales en un circo que para brindar 5 minutos de show, LES HACE PAGAR A ELLOS CON SUS VIDAS.

Nota: Investigación de Ánima. Texto: Animales, la luz de mis ojos.