Por qué y para qué

Orígenes

Nacidos en el s. XIX, supusieron una reafirmación del poder colonial. Las grandes capitales como Londres, París, Berlín, adquirieron prestigio con los ‘trofeos’ enviados a la patria por los exploradores, emulando las antiguas casas de fieras de la realeza. Para el sostenimiento por parte del público, se buscó darles una función educativa. Un lugar donde se pudiera aprender sobre la vida salvaje. La curiosidad de millones de visitantes hizo comprender que se trataba de un gran negocio : Los capitales privados no tardaron en aparecer.

Misiones imposibles

Ni para educar, ni para conservar, ni para investigar. El zoológico concebido como lugar para encerrar animales comprados -no rescatados de laboratorio o granjas o situaciones de emergencia- es una prueba más del egoísmo y la omnipotencia humanas.

Educación

Actualmente hay consenso en la imposibilidad de aprender sobre la vida animal a través de la contemplación del individuo tras las rejas. Aletargados o hiperactivos, los prisioneros viven sin ejercicio físico ni mental, sin interacción con su medio ambiente natural específico, sin estímulos, faltos de privacidad. La situación se agrava cuando los animales son obligados a participar de espectáculos circenses: El animal-objeto, víctima una vez más del humano.
Si realmente se quiere enseñar y/o aprender sobre la vida animal, existe una amplísima gama de recursos: documentales en video, enseñanza multimedia a través de CD e Internet, revistas, libros, parques naturales y santuarios.

Conservación

Tampoco sirven para la conservación de las especies. De las 3000 especies encerradas, sólo 66 están en extinción, ínfima proporción considerando las 2422 que en el mundo están en peligro de extinción. No fue en zoos, como muchas veces se aduce, donde se salvó de la extinción al bisonte europeo o al caballo Przewalski de Mongolia o al oryx de Arabia, sino en criaderos científicos con grandes espacios y bien alejados del público. Por otro lado, los zoos no pueden devolver a los animales a su hábitat natural si éste se deteriora, y éste es el objetivo de cualquier tarea conservacionista. Invertir en la protección de este hábitat -evitando la contaminación y prohibiendo la caza- y no en el cautiverio forzado -que sólo beneficia a los dueños de las jaulas- es la verdadera tarea para la salvación de una especie.

Investigación

Constituye la tercera misión imposible de los zoológicos. El comportamiento competitivo y la selección natural no existen tras los barrotes. Endomixia es el término con que se designa la degeneración genética producto de la sustancial reducción del intercambio genético. Como consecuencia se produce: aumento de la susceptibilidad a las enfermedades, defectos congénitos y mutaciones generalizadas. La especie se debilita como nunca podría en su medio natural.

En conclusión

Ni función educativa, ni conservacionismo, ni investigación. La idea de capturar animales y traumatizarlos en lugares diminutos es un negocio de los tantos en que seres con vida sensibles son victimizados por el egoísmo y la avaricia de la especie humana. Ellos estarán enjaulados allí cada segundo del resto de sus vidas. Aislados, encerrados e indefensos, sus vida transcurrirán con una penosa carga de tristeza. La misma que, vía compasión y reflexión, tendrá nuestra mirada al contemplarlos.

«El simple fundamento de mi oposición al cautiverio en los zoológicos es que estamos manteniendo allí animales en circunstancias groseramente antinaturales, debilitantes y aberrantes. Nada de su belleza y fuerza e inteligencia es manifiesta. Confinados, frustrados, ejecutando el ritualista y con frecuencia peligroso y perjudicial comportamiento derivado del agudo aburrimiento, ellos caricaturizan al ser real.»

Profesor Euan C. Young
Departamento de Zoología de Auckland University, Nueva Zelandia.