Gripe porcina: ¿tratamiento o uso de los animales?

Gary Francione | mayo 1, 2009 | Traducción: Ana María Aboglio. Ediciones Ánima.

© Gary Francione. © Traducción: Ana María Aboglio © 2009 Ediciones Ánima
Texto perteneciente al Blog personal de Gary Francione.
1° de mayo de 2009

Estimados/as colegas:

El movimiento por el bienestar animal, conducido por la Humane Society de EE.UU., está afirmando que la epidemia de gripe porcina es el resultado de las granjas industriales, y que la solución es proveer más tratamiento “humanitario” para los animales de granja, apoyando los esfuerzos de la HSUS tales como la Proposición 2 de California.

El abordaje es problemático por varias razones.

Primero, se afirmó que la presente epidemia comenzó en el estado mexicano de Veracruz, como resultado de una instalación de Smithfield Farms que procesa 800.000 cerdos anualmente y no tiene tratamiento de aguas servidas. Los desechos de los cerdos, aparentemente, son arrojados en las lagunas locales. Incluso si las condiciones de confinamiento de la planta en sí mismas fueran hechas de manera más “humanitaria,” eso no solucionaría el problema de las aguas servidas.

Segundo, si el origen de la presente epidemia se relaciona con la exposición de los desechos porcinos, y aunque pueda haber pocas dudas de que el confinamiento intensivo y el estrés resultante para los animales en la granja industrial moderna es un factor que contribuye en general al desarrollo de cosas como la gripe porcina, la realidad es que esas pandemias han existido a lo largo de la historia —bien antes del advenimiento de la granja industrial. Hemos tenido epidemias desde que domesticamos a los animales para nuestro uso, viviendo muy cerca de ellos. Hemos tenido epidemias incluso cuando las condiciones de la explotación animal fueron, de lejos, más “humanitarias” que lo que hoy lo son.

Incluso si el confinamiento de la granja industrial moderna fuera la principal culpable aquí, el tipo de solución que HSUS está proponiendo —medidas como la Proposición 2— ciertamente no resolverá el problema. Dejando de lado que la Proposición 2 no entrará en vigencia hasta el 2015, sus requerimientos, que tienen muchas lagunas, harán poco, si es que harán algo, para proveer mayor protección a los intereses de los animales o para reducir el estrés de los animales de alguna manera significativa.

La epidemia de gripe porcina brinda una gran oportunidad para focalizar la atención en la cuestión más relevante: ¿por qué, en 2009, continuamos comiendo productos animales? No tenemos ninguna justificación moral para hacerlo. No hay ninguna necesidad. De hecho, la agricultura animal no está sólo matando a no humanos —está matándonos a nosotros y destruyendo nuestro planeta—

El asunto no es el tratamiento “humanitario”; el asunto es la inmoralidad y la irracionalidad del uso de los animales.