Experimentación en animales en Argentina

Editorial de Ánima, junio de 2005.

Desde el año 2000, cuando realizamos las primeras acciones pro-derechos animales rechazando la experimentación en animales que comenzaba a regularizarse oficialmente en nuestro país a través de la creación de la Carrera de Técnico en Animales de laboratorio, la mayor preocupación de la comunidad científica, ciertamente pro-viviseccionista, ha sido establecer los siguientes postulados:

La experimentación es necesaria para la salud humana. Como lo manifestara la Fundacion Favaloro a través de una de sus voceros: «¿Qué quieren? ¿Que experimentemos en personas?» Recordamos que en el caso han practicado vivisección durante muchos años con perros. Ahora las ovejas parecen ser el sujeto de elección..

La experimentación se hace bajo los protocolos de bienestar animal. El ANMAT tiene amplia reglamentación para los Bioterios donde se crían los animales que serán sujetos de experimentación: «No queremos que sufran sin necesidad, propiciamos siempre el cumplimiento de normas de bienestar animal.»

Ambos postulados encuentran respuesta de Ánima, entre otras vías, a través de estas páginas. Las conferencias y el video educativo difundido en las Jornadas dan cuenta también de nuestra pública postura. La nota publicada en el 2000 por Ana María Aboglio en el diario Clarín, Revista VIVA, hoy aplicada a estudios de bioética nivel básico por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, responde también a estas cuestiones. Hemos presentado también amplia documentación sobre el tema a legisladores municipales, provinciales y nacionales.

En concordancia con la política de la comunidad científica argentina oficial, la Escuela de Medicina de la Facultad Nacional de La Rioja, celebra en estos días la construcción de su nuevo Bioterio. Esto no es un hecho aislado, sólo se ponen en el mismo camino de las demás facultades. Forma parte de una estructura especieísta que alcanza los sectores jurídicos y socio-económicos en su totalidad. En Capital Federal, el Bioterio Central fue objeto de una reciente manifestación realizada por Ánima, previa a las mesas de concienciación del 29 de abril pasado. El Instituto Lanari, objeto de denuncias en base a la ley de protección animal por parte de proteccionistas (porque experimenta en perros) fue elegido como lugar símbólico de experimentación en animales y explotación animal en la materia. Desde aquellos primeros perros que se quisieron rescatar por la vía legal, muchos han ido reemplazando a los mismos. El Dr. Finkelstein remarcó en los medios que ellos se veían obligados a usar directivas de protección canadiense y que pedían normas de bienestar animal en el país. El resultado del juicio abierto en el Lanari, estableció la «necesidad de mejorar el estado de las jaulas», acorde con la propia ley y la declaración del Bienestar Animal o la de los Derechos Animales. [Ver Nueva Declaración de los Derechos Animales]

Por su parte, tanto facultades argentinas como conocidas empresas privadas, crían y exportan animales modificados genéticamente para experimentación, ofreciendo una especie de menú a la carta para consignar los precios. Ya se han fabricado también clones animales para uso en medicina humana.

Ánima se opone a la experimentación en animales absolutamente. Si es de alto riesgo continuar con este modelo biomédico para la salud humana, no se puede pensar en jaulas limpias y con temperatura controlada que representan, por otro lado, un interés de los propios experimentadores. Si significa la dominación y la tortura de millones de individuos, no se la puede aceptar por la posibilidad de que resulte un adelanto médico que debería buscarse por otra vía. Si representa sufrimiento y esclavitud para seres sintientes, los defensores de los animales no podemos aceptar «el control para que no haya sufrimiento innecesario».

Mientras que la experimentación en cosméticos no es obligatoria, la necesidad de cobertura legal para la venta de productos farmacéuticos ha tenido un papel fundamental en la obligatoriedad del testeo de productos. La disección (uso de animales vivos para enseñanza) es habitual en universidades privadas y se realiza indirectamente en las universidades públicas, sorteando ciertas normas no ratificadas que las prohibirían. Las empresas privadas pretenden además realizar en países como los nuestros lo que les está resultando difícil en otros donde la oposición a la experimentación en animales es cada vez más fuerte.

El día que la mayoría de las personas con preocupación moral por los animales no humanos puedan comprender el grado de manipulación que sobre ellas se ejerce para minimizar el sufrimiento de los animales, para sostener la esclavitud animal, y para obligarlas a la falsa opción emocional de tener que elegir entre sus hijos y los animales, estaremos todos juntos bajo una misma bandera y con la misma voz de oposición a una de las más aberrantes prácticas que el humano ejerce, en un acto de dominación sobre los más desprotegidos e incapaces de defenderse. Ese día está llegando.

 

Ayudanos a difundir nuestro trabajo en la sociedad argentina, en materia de antivivisección científica, de la mano de la ética por los derechos animales, para que seamos cada vez más los que digamos un NO rotundo a este horror para los no humanos, que avanza en nuestro país, verdadero error científico que nos convierte a todos en víctimas de sus resultados.

Editorial de Ánima, junio de 2005.