“Derecho Animal”: haciendo más “humanitario” el uso de ganchos y vara

Gary Francione | marzo 18, 2009 | Traducción: Ana María Aboglio. Ediciones Ánima

© Gary Francione.
© Traducción: Ana María Aboglio © 2009 Ediciones Ánima
Texto perteneciente al Blog personal de Gary Francione.
18 de marzo de 2009

Estimados/as colegas:

Los estudiantes universitarios frecuentemente me consultan, diciéndome que quieren ir a la facultad de derecho para poder estudiar “derecho animal”, y me piden entonces consejo acerca de cómo convertirse en “abogados de los animales.” Les respondo que lo que comúnmente se menciona como “derecho animal –casos de mala práctica veterinaria, casos de custodia de “mascotas”, casos de fideicomisos para “mascotas” cuyos guardianes han fallecido, y casos de crueldad– de ninguna manera alejan a los animales no humanos de su condición de propiedad de los humanos. Verdaderamente, por las razones explicadas en nuestro video de derecho animal, el llamado “derecho animal” los enreda aún más en ese paradigma. Les digo a estos estudiantes que si quieren hacer algo útil, ellos deberían: (1) hacerse veganos/as; (2) educar a otros acerca del veganismo; y (3) trabajar en forma gratuita como abogados, para los defensores que están promoviendo el veganismo y que necesitan protección legal, lo cual es el caso con frecuencia. Representé a muchos de esos activistas a lo largo de los años.

Los problemas con el “derecho animal” están ilustrados en un juicio en curso, iniciado por un grupo de organizaciones bienestaristas y un ex entrenador de elefantes contra Ringling Brothers y Barnum y Bailey Circus. El tema es si el uso de ganchos y varas con puntas afiladas de metal para controlar a los elefantes, viola la Ley de Especies en Peligro de Extinción (Endangered Species Act).

De acuerdo con un artículo (”Animal rights, circus lawyers differ on elephants”) en relación al juicio:

Bajo interrogatorio por parte del juez, Meyer [la abogada por los demandantes] reconoció que no todo uso de cadenas y varas violaría la ley. Ella dijo que tiene la esperanza de que [el juez] ordenará que el circo consiga permisos del U.S. Fish and Wildlife Service (Servicio de Pesca y Vida Salvaje de EE.UU.) para usar las herramientas. Pero ella no podría decir específicamente qué tratamiento podría ser permitido, o cuánto tiempo, legalmente, podría mantenerse encadenados a los elefantes.

Conozco a Katheleen Meyer, la abogada que representa a los demandantes. Es una buena abogada. Sin embargo, es triste que la posición de los “derechos animales” sea que necesitamos regular el uso de ganchos y varas, y requerir que los circos obtengan permisos. La idea de que la posición de los “derechos animales” concierne a cuánto tiempo pueden los elefantes mantenerse encadenados es perturbadora en varios niveles.

¿Cuántos dólares donados para ayudar a los animales son usados en este esfuerzo? Y lo que es más importante, ¿por qué alguien piensa que este tipo de juicio puede hacer algo para conducir en la dirección de abolir la explotación animal, o incluso resultar en algún aumento de la protección para los animales? Quizás debemos considerar que el dinero estaría mejor gastado en educar a las personas acerca de por qué ellas no deben ir a los circos que usan cualquier animal no humano. Es un juego que suma cero; cada dólar que gastamos en regular el uso de ganchos y varas es un dólar menos que gastamos en disminuir la demanda para tales espectáculos a través de la educación vegana creativa y no violenta.

Pero siempre se regresa al tema del veganismo. Dado que matamos 56 mil millones de no humanos por año para comida (sin contar a los animales acuáticos), siendo nuestra mejor justificación que disfrutamos el sabor de los productos animales, es improbable que vayamos a desarrollar la conciencia que conducirá a algún lado excepto a la supuestamente más “humanitaria” explotación. Regular el uso de cadenas y ganchos no llevará a proveer mucho beneficio, si es que alguno, a los animales; nos hará, sin embargo, sentirnos más confortables acerca de la idea de explotarlos.

Pero entonces, hacer que nosotros nos sintamos mejor –hacernos sentir que somos “buenas” personas; hacernos sentir que somos una sociedad “humanitaria”– es la esencia del bienestar animal y del derecho animal.