29 de Abril en Argentina

En Argentina, el día del animal fue instituido por quien fuera director del Zoológico, Clementi Onelli, y por Ignacio L. Albarracín, presidente de la Asociación Protectora de Animales. Cuando Ignacio Lucas Albarracín muere el 29 de abril de 1926, ese día pasa a ser oficialmente considerado como Día del Animal. Sin dudar de la intención compasiva y amante de los animales de Onelli, de Albarracín y del cofundador de la sociedad protectora, el ex presidente Domingo Faustino Sarmiento, este día hoy ya no puede «conmemorarse» con las ideas del pasado.

Ánima propuso desde el 2000 un enfoque diferente: «Día del Animal. ¿Quiénes van a festejarlo?» Entregamos todos los años miles de volantes con el mensaje del artículo Día del Animal: «Si querés que algún día puedan festejarlo, sacalos de tu baño, tu plato y tu ropero.» A lo que se suma la folletería educativa para iniciarse en el camino del veganismo.

Esta postura implica una profunda transformación de la relación que mantenemos con otros seres sintientes no humanos, a los cuales se coloca en condición de ESCLAVITUD, utilizándolos como recursos, y reduciendo «individuos» a «especies», de manera de asegurar la provisión de seres sentientes para convertirlos en objetos consumibles y rentables. Es muy grave. Son seres que sienten todo tipo de emociones, necesitan estar con los suyos, vivir en su ambiente natural. Seres sensibles, sociales, inteligentes, con gran aprecio por su propia vida.

Fue difícil mostrar la realidad del sufrimiento no humano en un día pensado con festejos para los compañeros familiares, día de bautismos de «mascotas» y planes de tenencia responsable o castración de perros y gatos, donde suele incluirse la presencia de los círculos de criadores de animales «de compañía.»

Fue y es difícil.

Es difícil hablar de especismo a quienes hablan un lenguaje especista, sin utilizar, a su vez, ese mismo lenguaje. Tuvimos que crear nuevas palabras por aquello de que no solo nos expresamos con el lenguaje, sino que el lenguaje «nos dice», conformando en el niño que lo aprende para comunicarse, una particular manera de entender el mundo y relacionarse con él.

Es difícil exponer el quid del problema, la apropiación legalmente autorizada del no humano, en una sociedad que acepta el uso y aspira apenas a que sea humanitario y bajo grados necesarios de sufrimiento, dolor y exterminio. Tuvimos que explicar qué significa, en realidad, la reforma bienestarista propuesta como falsa solución al holocausto por parte de los sectores allegados al control del animal-mercadería para adaptarse a los requerimientos socio-económicos y mejorar su rentabilidad, postura que está en la vereda opuesta a la de los Derechos Animales que apoyamos.

Es difícil hablar de derechos animales y veganismo, más incluso hoy en Argentina, dado el incremento mayúsculo de la inversión en cría de animales, apoyada por subsidios estatales y leyes de promoción de todo tipo de emprendimientos con animales no humanos. Tuvimos -y tenemos-, que resolver problemas que ni siquiera habíamos tenido tiempo de plantear.

Es difícil pero es nuestra tarea.

La situación actual del planeta es hoy mucho más que alarmante. Es crítica, algunos piensan que irreversible. Pero la de los no humanos es así desde hace ya demasiado tiempo. Curiosamente, somos los «sapiens» los responsables, actuando bajo esta concepción de los otros como medios para nuestros propios fines, sean los otros humanos, no humanos, o la naturaleza en su conjunto. Así que ya no se trata de los humanos primero, porque todo es prioritario, todo es urgente. Los animales no humanos no deberían estar en nuestra lista de adquisiciones. Solo así podremos empezar a ver cómo pueden festejar su día.

Por eso Ánima dice: los animales al comienzo y al final, todos ellos. Colaborá, sumate, ayudanos. Ayudalos.